¿Que si equivocarse cuesta?
No es tanto lo que cuesta, sino lo que duele o más bien arde. Sin embargo, a veces es la única forma que tenemos los seres-tercos-humanos, de aprender que ni siquiera el "amor", es el mejor camino.
Personalmente, me dejé llevar por palabras bonitas y en ocasiones actos que demostraban con certeza lo dicho.
"Eres lo mejor que me ha pasado"
"Eres el mejor regalo que Dios me ha dado"
"Eres la mejor mujer que he conocido"
ETC, ETC, ETC. *Ojos en blanco*
Y por supuesto, lo soy. Simplemente que existe gente que no merece todo eso bueno que hay en mí. No me quiero vanaglorear, nunca me ha gustado hacerlo. El hecho es entender que si ustedes y yo, poseemos cualidades incomparables, no debemos dejarnos atribuir por quien no merece disfrutarnos.
Volvamos al primer punto. En ocasiones creemos estar haciendo lo mejor y nos llevamos por delante a todo el que se atraviesa. Y ahí duele más la equivocación.
Hace días chateando por WhatsApp, le decía a alguien que estoy ocultando algo que me pasó porque no quiero que me digan "TE LO DIJE". Eso, eso también arde. Eso es muy feo. Basta con saberlo yo solita.
Pero no, no todo es malo. Por supuesto que nadie se quiere equivocar, o estrellar que es peor. Pero, hello! ¿Acaso hay otra forma de APRENDER? Obvio no, o sí pero no. Lo malo, es estrellarse 1.500 veces con LO MISMO. Y lo peor, es después de esas 1.500 veces, repetir el error unas 3.500 veces más. Lo deprimente, es que tuve que llegar a 5.001 vez para decir NO MÁS.
Y aunque el mundo no me crea, yo me tengo fe y eso es suficiente. Entonces; después de todas las lágrimas, taquicardias, pataletas, oraciones, jodedera a mis amigos, insomnio y demás cosas que me costó la equivocación. Hoy, puedo sentirme tranquila porque pudo haber sido peor y porque de verdad, no vale la pena.